Con los pies en la tierra y la mirada en el cielo. En Tucumán, hay un grupo de jóvenes que se animan a caminar los barrios y sueñan con reducir la marginalidad a través de la salud. La Universidad Nacional de Tucumán es el hogar de los estudiantes que le ponen el rostro al lema de la casa de Juan B. Terán en el Canal Norte: “Pedes in terra ad sidera visus”, publicó La Gaceta.
“El voluntariado me abrió la cabeza porque me llevó a caminar la calle. Me motivó tener contacto con pacientes que viven en contextos de pobreza ”, dijo Carlos Alberto Amaya, un joven nacido en Barranquilla (Colombia), que a sus 20 años hizo una carrera meteórica que lo llevó a cursar en tiempo record, el cuarto año de la Facultad de Medicina de la UNT. Ingresó a la universidad con sólo 17 y, cuando se manifiesta, da muestras claras de madurez y compromiso social: “Enfoqué mis estudios en torno a mi sueño profesional: la dermatología y la salud pública”.
Educar y promover salud
Él es sólo uno de los muchos integrantes del proyecto “Salud Dermatológica al alcance de todos” que, desde el año 2010 a la fecha, plantea una propuesta interdisciplinaria que arrojó buenos resultados. Su misión está centrada en la educación y la promoción de la salud en la zona del área operativa Villa Mariano Moreno, donde funciona el Centro de Atención Primaria de la Salud (Caps) Canal Norte, dependiente del Siprosa. La iniciativa forma parte del Programa Nacional de Voluntariado Universitario, dependiente de la Secretaría de Políticas Universitarias de la Nación que, en Tucumán, está a cargo de la UNT.
En la esquina de avenida Francisco de Aguirre y República del Líbano, desde un puente vial muy transitado por el tráfico, se observa un escenario típico de las barriadas periféricas del Gran San Miguel de Tucumán. Un hilo de agua fluye de Oeste a Este y, en su camino, va dejando una estela oscura que impresiona a propios y extraños por su mal olor. El Canal de Desagüe Norte, no sólo es el nombre de un cauce hídrico, sino también el de un asentamiento popular que se radicó sobre sus riberas hace más de 20 años. En su margen norte, está Villa Mariano Moreno y se observa un camino vecinal de tierra que separa, por apenas 10 metros, las casas precarias del torrente. En la orilla sur, donde nace la jurisdicción capital, se levantan ranchos de madera que se inclinan con peligro sobre el acueducto.
En este contexto se erigió el Caps local, una institución comunitaria modelo que asiste a los vecinos en atención primaria de la salud.
En el centro médico, los estudiantes trabajan con la comunidad bajo la coordinación de docentes de la universidad y profesionales. “El punto de partida fue estimular a las personas para promover una consulta oportuna de diversas patologías cutáneas. Porque la piel es un espejo de la salud interna, consideramos oportuno invitar a los alumnos a esta práctica que nos permite tener contacto que una población permanente de 7.400 habitantes”, remarcó José Vicente Fagre, coordinador de este voluntariado y Jefe de Trabajos Prácticos de la cátedra de Dermatología de la Facultad de Medicina de la UNT. Para él, éste era el lugar ideal porque en la zona norte de la capital se puede ir a buscar a los enfermos a sus casas. “Prevenir enfermedades, recorrer los barrios y tratar patologías antes de que lleguen a los hospitales de alta complejidad. La posibilidad de actuar como agentes en campañas sociosanitarias para controlar males como la lepra, la psoriasis, el hacre y el cáncer de piel. Este es nuestro desafío”, enfatizó el dermatólogo.
El aula se muda al consultorio y a la calle
Terminó el séptimo año de la carrera de médico y comenzó a especializarse como dermatóloga. Sofía López cuenta que, tras sus años en la facultad, se animó a tratar pacientes de la comunidad “Canal Norte” porque esto le permitió acercarse a la realidad social y sanitaria de la periferia tucumana.
“Conocer si el canal está contaminado, saber las condiciones de vida de la población y aprender que hay muchas cosas más por fuera del vínculo médico-paciente: es necesario involucrarse desde la sensibilidad para ayudar al prójimo”, argumentó Sofía, que fue entusiasta cuando dijo que salir al terreno para identificar poblaciones de riesgo y enfermos crónicos es un desafío que los obliga a aprender diversas terapéuticas. “El canal es un caldo de cultivo para diferentes enfermedades. Es un criadero de mosquitos que aumentó los índices de dermatitis causadas por picaduras e infecciones”, expresó.
El lugar en el que todos trabajan codo a codo
“Es un Caps escuela. El ingreso de la universidad al centro lo jerarquiza y posiciona en un espacio en el que se hace prevención, promoción de la salud y educación. Esto permite tener docentes universitarios y médicos del Siprosa que realizan docencia en las escuelas públicas y, en nuestras salas, cuando trabajan con los estudiantes de medicina y enfermería que se capacitan en terreno”, dijo Cristina Bravo, directora del área operativa Mariano Moreno.
Susana Garnica, directora Caps Canal Norte, elogió el accionar de los futuros médicos. “Interactúan con los profesionales del servicio en un trabajo que realizan de forma silenciosa desde hace años. Con los agentes sanitarios, son el nexo con los médicos”. Dependiendo de la estación del año, los alumnos observan el tratamiento de distintas patologías. “En verano llegan los casos de gastroenterocolitis y piedermitis y, en invierno, aparecen las afecciones respiratorias”, contó.